¿Te has fijado alguna vez en todas las piezas que forman un reloj? Aunque a simple vista parezca un accesorio sencillo, cada parte cumple una función clave. Entender las partes de un reloj no solo te ayudará a cuidarlo mejor, sino también a elegir el que más se adapta a ti.
Quédate hasta el final, porque te contaremos un detalle que muchos pasan por alto y es esencial para alargar la vida de tu reloj.
La caja: el cuerpo del reloj
La caja es la estructura que protege todo lo que hay dentro. Puede estar hecha de acero inoxidable, cerámica, titanio o incluso materiales preciosos. Su forma puede variar, pero siempre debe ser resistente al uso diario y proteger el mecanismo interno del polvo, la humedad y los golpes.
El cristal: la ventana del tiempo
El cristal es la parte transparente que cubre la esfera. Suele ser de tres tipos:
- Cristal mineral: resistente, pero se puede rayar.
- Cristal de zafiro: muy duro y casi imposible de rayar.
- Plexiglás: más blando, pero fácil de pulir.
Un buen cristal hace que tu reloj se vea siempre limpio y claro.
La esfera y las manecillas
La esfera, también llamada “dial”, es la cara del reloj. Es donde ves la hora, los números, los marcadores y, en algunos casos, funciones extra como cronómetro o calendario.
Las manecillas son las agujas que marcan las horas, minutos y segundos. Su diseño puede ser clásico, moderno o minimalista. Algunas brillan en la oscuridad gracias a materiales luminosos.
La corona: el pequeño botón con mucho poder
La corona es ese botoncito en el lateral del reloj. Con ella puedes ajustar la hora o la fecha. En relojes mecánicos, también se usa para dar cuerda. Algunas coronas se atornillan para mejorar la resistencia al agua.
La correa o el brazalete
La correa (si es de cuero, tela o silicona) o el brazalete (si es de metal) mantiene el reloj en tu muñeca. Además de funcional, es un elemento de estilo. En nuestra colección de relojes puedes encontrar diseños elegantes con correas intercambiables para adaptarse a cada ocasión.
El cierre
Puede parecer un detalle menor, pero el cierre es lo que mantiene tu reloj seguro. Hay muchos tipos: hebilla clásica, desplegable, de mariposa… Elegir un buen cierre evita que se suelte accidentalmente.
El movimiento: el corazón del reloj
Aquí está el detalle más importante. El movimiento es el mecanismo interno que hace que todo funcione. Puede ser:
- Mecánico: funciona con cuerda, no necesita pila.
- Automático: se carga con el movimiento de tu muñeca.
- Cuarzo: funciona con pila, muy preciso y fácil de mantener.
Saber qué tipo de movimiento tiene tu reloj es clave para cuidarlo bien.
Como ves, un reloj no es solo una pieza de moda. Conocer las partes de un reloj te permite entender cómo funciona y valorar la calidad de cada detalle.
Y ahora que ya sabes cómo está hecho un reloj… ¿por qué no elegir uno que hable de ti? Descubre modelos atemporales y con acabados de calidad en nuestra tienda de relojes y lleva en tu muñeca una pieza que combina precisión, diseño y durabilidad.
